Conversando un rato con mi sobrina (nessie)

Hacía mucho tiempo que no hablaba con Nessie... Así que decidí ir a su habitación a conversar con ella. Ella siempre supo que yo la veía como una hija, y siempre me contaba todas sus cosas, al igual que yo hacía con ella.. Pronto la invitaría a salir.

Caminé a su habitación y toqué su puerta...

- Se puede, querida? - Pregunté asomando mi cabeza por su puerta.

- Claro tía, entra... - Entré y cerré la puerta cuidadosamente. Ella estaba recostada en su cama con el iPod en la mano.

- ¿Que haces? - pregunté sentandome en su cama.

Estaba en mi habitación recostada en mi cama mientras escuchaba música y escribía en mi diario secreto no tan secreto (porque estoy segura que todos saben de su existencia).
30 de marzo del 2010
Querido diario:
Mi familia esta loca de remate primero el tio Emmett quiso...

De repente tocaron la puerta, así que con la poca velocidad vampírica que poseía lo escondí debajo de mi almohada.

– Se puede, querida? – pregunto Tía Rose, asomándose por la puerta; siempre le contaba todo era como mi segunda madre y yo la consideraba como tal.

–Claro tía, entra... – Entro y cerro la puerta, mientras me quitaba los audífonos del Ipod y me incorporaba para sentarme en la cama

- ¿Que haces? - pregunto sentándose en la cama.

– Eh… nada, ya sabes lo de siempre –dije un poco nerviosa.

– ¿Lo de siempre?–dijo levantando una de sus perfectas cejas.

– Si, ya sabes…escuchar música, leer, ¡si leer!, eso es lo que hago– la verdad había un tema que quería tratar con alguien, pero me daba mucha vergüenza pedir esto, mis mejillas se tiñeron de rosa, cortesía de mi madre.

– Nessie, sabes que puedes confiar conmigo–oh es que ¿acaso ya no confías en mi?–dijo mientras se limpiaba una lagrima imaginaria.

– Claro que confío en ti, pero veras me da un poco de vergüenza–dije cabizbaja
– Puedes confiar en mí.

– Bueno veras quería que tu, que me, que…

Me senté en su cama mientras le pregunté que estaba haciendo, a lo que me respondió "que estaba leyendo"... Aunque no veía ningún libro por allí, pero si no me quería decir no la podría obligar...

– Nessie, sabes que puedes confiar en mi, oh! es que ¿acaso ya no confías en mi? –Le dije mientras limpiaba de mi mejilla una lágrima imaginaria.

– Claro que confío en ti, pero veras me da un poco de vergüenza –Me dijo mientras sus mejillas se teñían de rosa.

– Puedes confiar en mí. – repetí.

– Bueno veras quería que tu, que me, que… – en ese momento, mi celular repicó.

– Espera un minuto – dije mientras contestaba el celular – ¿hola?

no la presiones, ella te lo contará, lo he visto – me dijo Alice por el celular.

– ok entiendo... No te preocupes. – le respondí tratando de que Nessie no escuchara a Alice.

Sólo espera que se le baje la vergüenza... Ella confía en ti. – repitió.

– Ok, sí. Ya, ya lo entendí, no te alarmes, haré lo que me dices, adiós. – Cerré el celular. – Disculpa nena, era tu tía Alice... Entonces dime, ¿quieres que yo que? – dije dándole tiempo.

– Ay tía, es que no sé como decírtelo... – todavía estaba sonrojada.

– Tómate tu tiempo, nena. Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad? Dime que te pasa. – le dije invitándola a contarme...

– Espera un minuto – me dijo mientras contestaba su celular de ultimo modelo

– ¿hola?

– ok entiendo... No te preocupes. –

– Ok, sí. Ya, ya lo entendí, no te alarmes, haré lo que me dices, adiós. – Cerro el celular y me miro dándome una sonrisa tierna – Disculpa nena, era tu tía Alice... Entonces dime, ¿quieres que yo que?

– Ay tía, es que no sé como decírtelo... – todavía estaba sonrojada.

– Tómate tu tiempo, nena. Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad? Dime que te pasa. – me dijo.

–Eh veras Tía… pero primero debes jurarme que guardaras tus pensamientos de mi papá.

– Lo juro, Nessie.

– Por el meñique –dije yo.

– Nessie no creo necesario que…– puse la cara de corderito degollado que me había enseñado tía Alice y que hasta ahora no había fallado– esta bien, por el meñique. – cruzamos nuestros meñiques y me empecé a poner nerviosa.

– Y me vas a decir ¿que pasa?– me pregunto.

–Si, ya que ahora me juraste por el meñique –ella rodo los ojos a lo que yo rei– ya te puedo decir.

–Bueno, entonces dime, ¿En que te puedo ayudar?

– Bueno… eh… no se por donde empezar.

– ¿Que te parece por el principio?– me respondió.

– Eh, si buena idea, ok –suspire – Como tu y Tía Alice son las indicadas para esto… quiero pedirles que me ayuden a hacerme un cambio de look.

– Cariño, era eso, no debiste de sentir pena por eso–me dijo–espera ¿esto es por el chucho?

– ¡No! Claro que no – eso era media mentira, una parte si la hacia por Jake…– lo hago por mi, ya sabes un cambio al año no hace daño jeje.

– ¡Cierto!, y dime eso era lo que te daba tanta pena decirme.

– No… bueno lo otro que te iba a decir es… pero piénsalo, recapacítalo por un momento ¿ok?

–Si

– Bueno, el otro día una chica, traía algo que me llamo la atención y yo también quiero uno.

– Y ¿que es eso?– me miro entre interrogante y sorprendida.

–Espera ¿que estas pensando?

– Nada querida, continua, ¿que traía la chica?

– La verdad, que se le miraba muy bien y a mi me pareció que seria lindo tener uno…–empecé a divagar.

– Renesmee ¿que traía la chica?

– Un piercing – se supone que los vampiros no se pueden desmayar ¿verdad?